domingo, 21 de agosto de 2011

Nota 24. Apretón de manos

Hoy me despertó el sonido del timbre a las siete y pico de la mañana. En domingo. Me levanté tratando de enfocar. Afuera esperaban dos albañiles que venían a pintar. A uno lo conozco, al otro no le puse atención. Abrí la puerta, entraron, comenzaron su chamba mientras yo me refugie en una habitación de la planta alta a seguir durmiendo. Transcurrió la mañana sin tomar importancia en el asunto. Cuando los ayudé a acomodar los muebles en su lugar me percaté de que uno de ellos era lindo. Muy noble, muy educado -bueno, el otro también, hasta dan un poco de ternura, creo que no rebasan los 22 años- y sonriente. Los dejé trabajando. Por momentos los observaba. El lindo se puso un sombrero muy cool, traía una camisa blanca,  de cuello V y pantalón caqui. Cuando terminaron su jornada y fuí a pagarles el albañil guapillo sonreía, y ya de cerca me di cuenta de que tenía una cara muy, muy linda. Unos ojos super expresivos. Los despedí toda seca, marcando distancia, cuando en eso el guapillo me dice: "Muchas gracias, muy amable" y me da la mano con un fuerte apretón. Me sacó de onda. Me hubiera gustado tomarle una foto. Falta pintar un barandal, igual y viene igual y no, pero si viene iré alistando mi cámara para el paparazzi. Con su paga les di pastel de chocolate y refrescos de manzana. Me sentí como jubilada maternal jajaja.