miércoles, 19 de octubre de 2011

Cosas otoñales

Qué padre está esa nueva plantilla de blogger en donde en vez de iniciar en texto inician como un colage de fotos polaroid. Ya tenía muchísimo de no escribir. Es lo que suele pasar cuando ya no eres tan emo. He estado muy tranquila, de buen humor, y cuando andas así no tienes cosas de qué quejarte, tristezas que escribir, problemáticas que contar. Aunque, bueno, problemas toda la vida va a haber pero aprendes a tomártelos de la mejor manera posible. Creo que es una cuestión de actitud porque me han dado una noticia no tan buena, y prefiero no adelantarme a los hechos. 

Últimamente me llevo mucho con mis hermanos mayores y eso me asusta un poco. Hemos tenido más tiempo de convivir, de platicar -muy por encimita- de nuestras vidas y hasta fuímos juntos a la feria del libro. Eso fue súper extraño porque siempre he ido sola o con amigas pero desde que estaba en la Universidad que no iba con ellos. Nosotros como familia somos de poca comunicación, mis papás nunca fueron los mejores amigos de nosotros (cosa que es medio ridícula porque los papás pueden ser amistosos pero hay cosas en las que se deben mantener al margen) y las muestras de afecto que nos dieron eran pocas. Los abrazos más comunes eran en fiestas decembrinas o cumpleaños, así que con mis hermanos pasa algo similar, nos tocamos poco. Eso cada quien lo ha ido trabajando por su cuenta. En las relaciones sentimentales a mi me cuesta un montón ser expresiva, tiendo a pensar más y sentir poco. Mi primera novia me sacaba las palabras con calzador, y con M era un conflicto eterno porque muchas veces me llegué a sentir hasta acorralada a ser expresiva y decir siempre cómo me estoy sintiendo.  A veces ni siquiera lo sabía yo. Soy una persona que usa más la cabeza. Supongo que es por eso también por lo que me gustan los meses con R porque por lo regular son frescos y usas suéter. Te proteges, proteges la piel. Y la piel es el primer contacto que tenemos con lo externo, así que... creo que se entendió.