domingo, 27 de marzo de 2011

Love therapy

Estoy sentada a un lado del balcón de mi recamara. El día esta hermoso, bien primaveral, no hace calor, ni frío, hay mucha brisa rica. Como tengo la ventana abierta entran corrientes de aire muy agradables y llevo alrededor de una hora sentada aquí, frente a la computadora, tratando de escribir una carta para mi psicólogo. Y lo único que se me ocurre es evitar escribir. Navego en Internet, vuelvo a la hoja en blanco, navego, vuelvo. No se me ocurre como empezar, como explicarle que me siento muy bien desde nuestra última terapia que ya casi cumple un año. Supongo que tengo que hacerlo, escribirle, porque no me ha dado de alta, y se ha preocupado en llamar al menos cada tres meses.

Seria más fácil sacar una cita y explicarle que sigo trabajando en mí –como será toda la vida- pero me siento tan bien que quiero evitar algún argumento de su parte que me haga replantearme el éxito. En pocas palabras quiero seguir con el optimismo que el diván en ocasiones suele cortar. Estoy haciendo una serie de cambios en mi vida, cosas pequeñas que me han hecho sentir mucho mejor. Básicamente me siento de muy buen humor, esperanzada y con metas. El terreno amoroso esta en pausa y eso me hace sentir bien, muy tranquila. Me da un poco de risa eso, que como seres humanos tenemos problemas complejos, tristezas, recuerdos, angustias pero la mayoría de las sesiones de diván se remiten a problemas de corazón, a duelos mal elaborados y corazones rotos. Casi todas nuestras sesiones eran porque yo tenia el autoestima echo mierda en mi romance con M. Nunca aprendí a comunicarme con ella, nunca pude lograrlo, aunque la amaba intensamente y la única persona que me escuchaba era el. Ahora que estoy en feliz soltería es obvio que no tenga la angustia por ir a terapia y llorar con alguien por amor. Y si ayuda. Siempre recomendare acudir a terapia cuando se tengan problemas de esa índole porque cabeza y corazón no son compatibles, y alguien debe hacer de réferi entre ellos.

Hace poco leí que el corazón vendría siendo como la mama interna que tenemos todos nosotros, y que la cabeza vendría siendo como el papa. Y todos los que crecimos en familia mama-papa sabemos que muchas veces no se ponen de acuerdo bien y hay peleas pendejas por falta de comunicación, así que todos traemos dentro de nosotros mismos un matrimonio particular al que debemos ayudar a comunicarse. En estos momentos, en mi matrimonio, cada quien anda de vacaciones por su lado, por eso yo ando muy tranquila. Pero seguramente cuando alguien me vuelva a mover el tapete fuerte, se que mi matrimonio comenzara otra vez a charlar levantando la voz jaja